Decíamos que María, a quién han "llamado feliz todas las generaciones, resalta como el modelo de vida cristiana por haber cumplido la "voluntad de Dios".
En él "Padre Nuestro" que nos enseñó Jesús y que rezamos cada día le decimos”: Padre,... hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo".
La búsqueda de la voluntad divina y el cumplimiento de ella fortalece nuestro servicio, nos hace sentir que la responsabilidad de cada acto de nuestra vida, personal y social, tiene relación con el plan de salvación de Dios y, por lo tanto, con la unidad y el amor entre los hombres.
Poder cumplir en cada instante con la voluntad de Dios es la máxima realización y la máxima felicidad a la que podemos aspirar ceda uno de nosotros.
Porque Dios nos quiere tanto que su voluntad es lo mejor que nos puede pasar a cada uno. ¿Cómo no va s querer nuestro máximo bien cuando no se detuvo en entregarnos a su Hijo para que muriera en la cruz por todos nosotros?
¿Cómo no va a querer nuestra felicidad quien nos eligi6 antes de que nosotros lo eligiéramos a Él?
¿Cuál será su amor que por su gracia podemos ser perdonados, podemos amarnos entre nosotros, sentimos la Alegría de la esperanza en la vida?
Por eso debemos pedir cada día: ".... hágase, Señor y tu voluntad”, sabiendo que estamos pidiendo lo mejor para todos los hombres, el sentido más hondo y trascendente de los actos humanos.
En él "Padre Nuestro" que nos enseñó Jesús y que rezamos cada día le decimos”: Padre,... hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo".
La búsqueda de la voluntad divina y el cumplimiento de ella fortalece nuestro servicio, nos hace sentir que la responsabilidad de cada acto de nuestra vida, personal y social, tiene relación con el plan de salvación de Dios y, por lo tanto, con la unidad y el amor entre los hombres.
Poder cumplir en cada instante con la voluntad de Dios es la máxima realización y la máxima felicidad a la que podemos aspirar ceda uno de nosotros.
Porque Dios nos quiere tanto que su voluntad es lo mejor que nos puede pasar a cada uno. ¿Cómo no va s querer nuestro máximo bien cuando no se detuvo en entregarnos a su Hijo para que muriera en la cruz por todos nosotros?
¿Cómo no va a querer nuestra felicidad quien nos eligi6 antes de que nosotros lo eligiéramos a Él?
¿Cuál será su amor que por su gracia podemos ser perdonados, podemos amarnos entre nosotros, sentimos la Alegría de la esperanza en la vida?
Por eso debemos pedir cada día: ".... hágase, Señor y tu voluntad”, sabiendo que estamos pidiendo lo mejor para todos los hombres, el sentido más hondo y trascendente de los actos humanos.